miércoles, 22 de abril de 2009

Susan rompió mi record…

Soy fácil de conmover. Mi record para empezar a llorar ha sido de un minuto luego de ver consumado un hecho sublime. Es cierto que muchas veces he comprimido intencionalmente el deseo de exteriorizar lo que siento, como cuando por la calle un niño de la edad de mi hijo Manu (5 años) me jalonea la camisa para pedirme que le compre un caramelo porque tiene que comer, o cuando veo a un abuelito recorrer sobre las ruedas de su silla maltrecha los últimos días de su vida en un asilo. O en todo caso, para no ser tan dramático, como cuando Luna, mi hija de once meses, empezó a caminar sola hace dos días, sin ayuda de nadie (¡¡¡lo máximo mi Luna!!!).
Con Susan Boyle he roto mi record. Treinta segundos después de oírla cantar, no sólo terminé sorprendido por la forma en que interpretó “I dreamed a dream”, y dejó boquiabierto al incrédulo jurado gringo de “Britains got talent”; sino que terminé sacudido, bobo, agradecidamente hueveado. La concursante Nº 43212 y natural de la villa escocesa de West Lothian tuvo la osadía de escarapelar mi piel, tan igual como la del público que se deleitó con esta gala. Claro, también lloré, al ver lo que sin duda era una lección de vida.
Cada segundo que pasaba mientras Susan cantaba, humillaba a quienes se burlaron de ella cuando se presentó y dijo que su sueño era ser una cantante profesional como Elain Paige. Era rico oírle cruzar su voz con la música. Era un deber aplaudirla y celebrar que esta fémina rechoncha, despeinada, de maquillaje artesanal, poco agraciada y de vestido de abuela (no me burlo, sólo la describo), decidiera a sus 47 años presentarse en el reality de la televisión inglesa.
Todos estaban de pie aplaudiendo a una desempleada, incluso el jurado que trató de minimizarla con preguntas cachosas arrancada de la ironía que invitaba su apariencia física. Susan envió un beso volado que todos, incluyéndome, tomaron para guardarlo en el baúl de los gratos recuerdos, de esos que no olvidas, así una guerra mundial te sacrificará mil veces.
Ya se iba, no oiría que el jurado le otorgaba a ella y a su talento, la máxima calificación. Regresó como marchando, mirando al piso, posiblemente nerviosa, como cuando antes de ingresar al escenario comía una dona. Los tres miembros del jurado, luego de disculparse, la halagaron. No era una compensación al insulto tácito de la burla inicial, pero le dieron tres SI, la cima de la calificación a los osados concursantes.
Susan zapateó y con la mano en alto disfrutó su merecido triunfo. Volvieron a aplaudirla, y ella, nos envió un nuevo beso que despegó de su boca para reposar sobre quienes quieran compartir su éxito. Esta es una historia real que simula ser de película, es un pedazo de la vida de la Boyle que no olvidará nunca, que estará con ella incluso cuando cante con los ángeles.
La moraleja de lo que también es una fábula, variará según la persona, el grado de sensibilidad, pero sobre por la capacidad de entender que el éxito es una oportunidad bien aprovechada, que nunca es tarde para empezar, que la joda no es una roca sino una piedrita en el camino que andamos, que los fracasos de ayer no tienen porque ser eternos, que la apariencia es sólo eso y no lo que somos.
Para quienes pasan momentos difíciles o se han rendido antes de empezar a luchar, aún hay tiempo para corregir el destino de nuestras vidas. Para quien llora por el amor que se fue, o se deprime porque no encuentra trabajo, para quienes van a ser padres siendo niños, o para quienes están en cama enfermos, Susan nos ha demostrado que lo imposible es posible. Depende de nosotros.

2 comentarios:

Leunam dijo...

Aca hay un enlace subtitulado de aquella "mágica" y tan "real" noche que iluminó Susan Boyle.

http://www.youtube.com/watch?v=222uDZ2Nd-c&feature=related

Saludos, Manuel Llontop

payme dijo...

Prometí entrar y chequear tu blog, un buen contraste de una literatura pulcra y culta con una que comunmente se habla en la esquinita con los patas del barrio. Bien ahi amigo, sigue asi, nos vemos en el matri de alex, saludos al ahijado y a la familia, cuidate nos vemos