miércoles, 24 de junio de 2009

Cómo es un EX????

Cuando eres expulsado de los dominios de una chica, o te alejas voluntariamente de ella, y te conviertes en el EX, es difícil saber cómo comportarse luego en el campo del post rompimiento. Es jodido entender qué pose debes asumir luego que te chotean con la mentirosa diplomacia de una mujer, o cuando huyes a punta de pie y con los zapatos en la mano.
Debo admitir que para mí siempre ha sido un dilema que coqueteaba con lo apocalíptico el hecho de encararla después de haberla oído decirme que el “amor” que sentía por mí se esfumó, que chapó con un “amigo” el día de nuestro aniversario, que “mis papis no me dejan tener enamorado” (y luego se comió todo el menú masculino del barrio), que “es mejor darnos un tiempo”, y otros tantos que pretextos pre fabricados por ellas. Cuando me las encontraba -en diferentes momentos claro- dudaba en saludarlas, o en siquiera mirarlas cuando nos cruzábamos por la calle, o nos encontrábamos en alguna tienda, disco, o en la misma universidad.
Pero es igual de complicado darles la cara luego que le dijiste: “Debemos terminar. No eres tú, soy yo, entiéndeme por favor”, “me he dado cuenta que no tengo tiempo para una relación, el trabajo -o los estudios- me consumen”, “tengo que viajar y es mejor que esto termine aquí”, “tus celos no nos permiten ser felices”, “lo nuestro ya no tiene sentido, se acabó”, y muchas otras frases tristemente célebres en este ejercicio de liquidar relaciones.
A veces llegas a convertirte en el EX porque ciertos intrusos suelen apedrear el paraíso, y tras una trifulca, desalojarte de este. Es posible que en algunos casos nos liberemos de una mujer cruel y tramposa, o que nos deprimamos al extremo de oír radios románticas, bajar baladas del youtube, escribir poemas rememorando el pasado que lo patearon, o visitar los lugares donde comías chocolates con ella.
Hace algunas semanas estaba en la chamba, entre cansado y moribundo. El messenger estaba abierto como puerta de escape al aburrimiento. De pronto apareció ella. Sospecho que me tiene como No Admitido en el MSN, y por eso es que aparece como fantasma, cuando menos lo espero.
Remedamos, al inicio, una conversación típica del MSN que pasó por un “cómo estas”, “y qué haciendo”, “cómo vas en la chamba”, hasta que intencionalmente la llevé al tema amoroso. Quería preguntarle sobre su condición sentimental vigente, y fue entonces cuando me aclaró que por ser el EX no podría revelarme lo que mi curiosidad me obligó a consultarle por el chat.
Entendí entonces que si una mujer te ve como un EX es peor que verte como un enemigo. Y es que no eres su amigo, pero tampoco su enemigo. Eres sencillamente el EX. No sé en qué grado de familiaridad me ubica esta condición, pero ella me refrescó mi distraída memoria.
“Creo que ese grado te permite conversar las mismas cosas que las amistades pero nunca habrá la confianza de una verdadera amistad”, recuerdo que me dijo ella al abordar el debate sobre los EX. Lo que luego me resultó extraño es que también quisiera saber de mi presente. Repliqué -como una suerte de revancha al pinchazo que me mandó- que si para ella los ex pasan desapercibidos en el presente, no hay por qué preguntarnos qué hacen o que dejan de hacer.
Motivado por este post, hice una pequeña encuesta a algunas EX (no son muchas, aclaro), y les pregunté -siempre por el chat- qué significaban para ellas esto. Claudia me dijo: “Si terminó contigo y ya no la quieres, pues trátala como una amiga, pero si aún sientes algo trátala con indiferencia”. Verónica por su parte agregó: “Una ex no siempre olvida, a veces se comporta incluso celosa porque le jode lo que hagas ahora con otra persona”. Finalmente Mariana sentenció: “Cuando te conviertes en el EX dejas de ser el gordito, papi, chinito lindo, bebé, y vuelves a ser Víctor Daniel, Jorge Luis, Roberto Carlos o Gerardo Manuel. Y eso pasa porque la relación murió, no seas pelotudo, no le das más vuelta al tema”.
Es medianamente sencillo decodificar las respuestas de las chicas. Si eres el amigo de una mujer sabes cómo comportarte. Cuando eres su enamorado o novio, también presumes y actúas según este estado. ¿Pero si estás en la línea media?
Por ser un pillo con las chicas algunas no quieren hablarme, otras son diplomáticas y asoman un saludo, algunas se convirtieron en buenas amigas, y muy pocas marcan distancia moderada por el chat, por teléfono o en persona. Y lo mismo sucede cuando he sido yo a quien han tronado (como dicen los mexicanos).
Chicos, debemos tener muy en cuenta que al terminar una relación de horas, días, semanas, años o siglos, hay que devolver los regalitos. Pero si diste “el peluchito” (no es el muñequito que compras en la tienda y recibe como obsequio), pues chica, no hay de otra, “diste el peluchito” (sí, es lo malicioso que se imaginan).

miércoles, 17 de junio de 2009

Cuánto tiempo dura el luto en el corazón????

Cuánto tiempo dura el luto en el corazón. Cuánto tiempo hay que llorar por el amor que se fue voluntariamente. Cuánto tiempo toma olvidar al ex y prestarle atención a otro u otra. Cuánto tiempo dura el maleficio del desamor. Cuánto tiempo padeceremos arrastrando recuerdos, que de ser dulces se volvieron agrios, tras oír un despiadado adiós.
Los cristianos católicos suelen vestirse de negro, para demostrarles a los demás que sufren por el ser que se fue. Dejan en el closet ropa multicolor, y visten íntegramente de negro, durante todo un año y de manera ininterrumpida.
No sé quién michi estimó en un año el tiempo clínicamente indicado para curar las heridas y no volver a sufrir por la pérdida, de quien escondido en un ataúd, partió lejos de nosotros. No entiendo por qué a alguien se le ocurrió sugerir que después de doce meses puede tomarte la licencia de resucitar al amor, y poner un letrero en la puerta de la casa, invitándolo a pasar y tomar un café (o té, para quienes detestan la cafeína).
Acaso hay que esperar un año, después de romper una relación amorosa, para iniciar otra. Quizá sí. O talvez más. Claro, hablo por aquellos que en verdad se enamoran, y no por los chicos y chicas de hormonas alborotadas.
Si una vida es insuficiente para olvidar los incansables paseos por la playa tomados de la mano, el regalo de cumpleaños en la cima del cielo, los papelitos que llegan por correo casero con frases dulces, las noches inenarrables al lado de la luna, creo que difícilmente un año bastará para enterrar esos recuerdos.
Un año es útil en la vida de los enamorados heridos, para entender -a la fuerza- que aunque hayan muchas hojas en blanco por escribir en tu vida, estas no las llenarás con historias suyas, porque simplemente se fue. Ya no está a tu lado en la cama, ya no te llamará al celular mil veces al día, nunca más besarás sus labios, no te dirá “te amo bebé”, ya no.
La intensidad con la que viviste días, meses o años con la persona que falleció, hará más dura la tarea de arrancarlo de tu corazón. Es relativamente fácil, cuando lo que los unió fue simplemente pasión, deseo carnal, ganas de estar encerraditos haciendo cositas.
Suele pasar que amigos tuyos te sugieran olvidarlo, rogándote que no llores más, que te fijes en el chico guapo del trabajo, en la chica que babea por ti, que apliques con sapiencia la política de que “un clavo saca otro clavo”.
Algunos se blindan hasta la sombra y con la intención de no resultar lesionados, no esperan mucho. Apenas unas semanas después de la ruptura con el dizque amor de su vida, empiezan otra relación, con el tipo o tipa que estaba tras sus huesitos, esperando que el titular pasara a la banca de suplentes. Al carajo con eso del luto del corazón.
Claudia, una amiga con la que suelo chatear con frecuencia, me aclara que es imposible tramar con el corazón el tiempo en que exterminarán un amor, aunque esté ausente. Que podemos dejar de sentir lo que nos llevó al cielo y nos estrelló en el pavimento, pero nunca, nunca olvidaremos lo vivido.
No podemos meternos en una congeladora, o esperanzarnos en que inventarán la maquina del tiempo, para curar nuestras penas sin embriagarnos en las lágrimas. La vida continúa, y por eso estamos obligados a no detenernos. Podemos frenar un tiempo para llorar y enterrar el dolor, guardar luto por el tiempo que nuestro propio corazón nos aconseje, pero seguir caminando.
Entiendo que para quienes están en proceso de asesinar el amor, no admiten que ella o él besarán a otro, o lo que es peor, que harán el amor con otra persona, que le dirán te amo a ese ser que no se imaginaron existía mientras se amaban. En fin, no hay por qué guardar luto en el corazón durante un año, ustedes determinen el tiempo, y no lloren más…

viernes, 12 de junio de 2009

Profe, sin ir muy lejos, en el paraíso está Ericksan...

Hace tres años te fuiste, pero te quedaste. Hoy recuerdo los secretos que cruzamos y los incansables días de amistad que abrazamos. Hace poco visite tu natal Salas, y vi a Wenshe y tu mami Lucy, también encontré al Chavo y al Tufo, y una foto tuya inmensa en la sala de tu casa. De seguro que hoy los chicos te recordarán. Algunos han partido, pero los que aún quedan estamos pensando en ir a misa o chuparnos un ron en tu nombre. Discúlpame que no pueda seguir escribiendo Ericksan y es que el teclado se mojó, estoy llorando porque retrocedo en el tiempo y te veo con los cerrados. Espérame que falta poco...

miércoles, 10 de junio de 2009

Guardar amor pa’ mayo

¿Se tiene que ahorrar el amor?. ¿Podemos ingresar el amor a una suerte de cuenta corriente y ganar intereses con el tiempo?, ¿Se puede dosificar el amor?, ¿Es imperioso invernar una relación de pareja para no perder la próxima primavera?, ¿Es necesario guardar amor pa’ mayo?.
Me hago todas estas preguntas porque he podido entender en mi minúscula experiencia en abatares amorosos, que una relación tiende a ir de picada, a caer al abismo, y hasta suicidarse, cuando esta es bombardeada por exageradas -y contraproducentes- muestras de aprecio hacia la otra parte, o porque los problemas conyugales llegan a imponerse, distrayendo a nuestra naturaleza humana, y dinamitando nuestro corazón.
Sé que el amor es un sentimiento libre de conceptos semánticos, y expresado de mil formas. Sé que el amor tiene la capacidad de pintar de colores una pared blanca, en tan solo un segundo. Pero sé también que muchas veces el amor no resiste la arremetida de los distintos problemas que la sociedad nos regala a diario, sin ser nuestro cumple. A veces, el amor estalla en nuestra cara.
Así como ahorramos nuestro billete para cuando tengamos una urgencia económica posterior, de esas que nunca faltan, ¿tenemos que ahorrar amor para cuando este se ausente de nuestros corazones?. Y es que una relación suele tener un punto de quiebre, donde la crisis nos sacude, y creemos que el amor se agotó, que ya no hay ahorros en la bóveda.
Cuando inicias una relación -de chibolo o adulto- es claro que eres un rebelde atolondrado cuya causa legítima es atraer hacia tu corazón enbobado a quien sin proponérselo te quita el sueño. El segundo paso del plan, es mantener contigo durante el mayor rato posible a ese ser amado. Y hablo, aclaro, de aquellos que en verdad se enamoran, no de los que piensan en agarres, ellos están descartados, al menos de este post.
De enamorados -recordemos- te esmeras por vestirte bien, perfumarte, que tu mal aliento no te delate, ingresas al gimnasio para no desbordar tus defectos abdominales, llegas puntual a las citas, dejas de ir a jugar fulbito y full vaso con los amigos, compras rosas, chocolates o peluches, escribes poemas y dibujas corazones para decorar el papel, cuando estas borracho le llevas serenata -aunque sea con la tuna de la universidad- recargas constantemente tu celular para llamarla todos los días y a cada hora, la esperas a la salida de clase o de la chamba. En conclusión, haces hasta lo impensado cuando eras un nómada.
No es que sea fanático de las telenovelas, pero no puedo negar que las he visto, sobre todo las mexicanas. En ese mundo fantasioso, el galán y la sufrida protagonista, se juran amor eterno -en público y caleta- se alucinan morir el mismo día y que su amor se prolongue hacia el otro mundo, y posiblemente reencontrarse en la reencarnación de cuerpos. Pero ellos, también se mandan al carajo, se cansan de las llamaditas insistentes y jodidas, de los celos, de hacer cositas seis y no siete veces a la semana, se mechan porque él prefiere ir a jugar fútbol con los amigos o chupar y no ir al cine con ella, o peor, cenar en la casa de los chinchosos suegros.
Lo que sucede en las telenovelas mexicanas, y en menor proporción en los remedos brasileños y peruanos, sucede también en la realidad, evidenciando que el amor no tiene porque ser inmortal, que en ocasiones por -culpas compartidas- el amor empieza a deteriorarse, a envejecer, a resistirse a vivir.
Cuando una pareja ha sabido dosificar el amor durante la etapa de enamorados, y llegan a casarse convencidos que lo suyo será eterno, no significa que estén blindados y puedan vivir con la seguridad que tienen amor suficiente y que no habría por qué ahorrar con el corazón y guardar amor pa’ mayo.
En la vida matrimonial las preocupaciones son otras, tienes que pagar el alquiler del depa, el colegio de los muchachos, comprar las cosas para la alacena de un mes y hasta tu regalo por el día del padre. En este escenario, el amor se desinfla por discusiones relacionadas a lo económico, a lo que falta y no tenemos.
Pero las broncas también se generan, porque él ya no compra chocolates o rosas, y menos peluches, espera picar un rosa artificial que le regalan a sus compañeras de trabajo para llevarle una a su esposa por el día de la madre, compra DVDs piratas -y una quina de canchita- y no va al cine con ella, olvidó las serenatas y sólo canta borracho, jodiendo. Y si llama por teléfono, es para decir que llegará tarde a casa.
Ver a una pareja de ancianos -analizando otra figura- no necesariamente puede ser un cuadro digno de resaltar, pues en ocasiones, el lazo que los mantiene unidos es la necesidad de complementar las urgencias del otro, y no el amor que en el siglo pasado los unió. No es una regla general ya que el amor puede acampar de por vida en sus dulces y envidiadas arrugas.
Tomemos en cuenta que una relación que pueda llamarse amorosa, no tiene fecha de caducidad. Depende de nosotros cuando termina. El guardar amor pa’ mayo pasa por no dejar de expresar nuestro amor pero en el momento y tiempo indicado, evitar asfixiar a tu pareja, darle espacio, compartir lo tuyo y oír lo de ella, cantar sin guitarra, decirle que la amas, caminar y no correr. En este año de crisis financiera, pareciera que el amor también ha pagado los platos rotos. Suerte en el ahorro…

miércoles, 3 de junio de 2009

El hubiera no existe...

Lo leí por largo tiempo (por ratos, oprimido) en el nick de una amiga. “El hubiera no existe”, decía aquella línea en el encabezado de su ventana en el messenger. Indudablemente era un mensaje para alguien, o quizá para ella misma. Quería decir, entiendo, que los deseos frustrados se quedarán como tal, que la realidad a veces no cambia por más que nos esforcemos, aunque eso nos patee con rudeza en el estómago y el corazón.
Y tenía razón. “El hubiera no existe”, porque si fuese así ella se habría armado hasta los dientes -mismo Rambo- y hubiese luchado por un amor secuestrado que necesitaba ser rescatado, liberado de las miradas extrañas que amenazaban con eliminarlo. Pero no, nada de eso sucedió: aquel amor agonizó, sufrió en el límite de la vida y caminó cojeando hasta la muerte, donde ahora descansa.
Si Jota no engañaba a Eme, la decepción que uno le regaló al otro, no hubiera hecho que el caído fuese a curar sus heridas lejos, tan lejos, que ahora se colan por el hi5 para verse en una cita que no es cita. Si Jota no escondía su opción sexual, habría evitado que Eme se sintiera de pedo, al abrirle el closet a su ahora ex enamorado.
Si el hubiera no existiera no habría un después, no existirían las decepciones y las nuevas amistades, nuevos amores. No habría despedidos, ni convocatoria a puestos de trabajo. No habrían alegrías, después del llanto.
Si el hubiera cobrara vida, Goliat hubiese mechado a David, y fácil el grandulón gomeaba al chato. Retrocediendo al génesis bíblico, si Eva no ponía arriola a Adan, en este momento todos estaríamos calatos en el paraíso, comiendo gratis, sin estudiar ni trabajar, libres de toda preocupación porque en la empresa donde chambeas atrasan los sueldos, no te pagan CTS y menos, utilidades.
Si a la hermana de Ben Hur no se le hubiese caído esa maldita teja, Charlton Heston no habría tenido chamba, no grababa la peli, y no nos hubiese tenido pegados a la tele para verlo en Semana Santa remar como loco para luego pasarle por encima la cuadrilla de caballos a Messala.
Si el príncipe no besaba a la cenicienta, no hubiera despertado, y seguiría esperando como solterona desesperada. Si a los enanos de Blanca Nieves no los hubiesen creado puritanos, estos habrían violado a Blanquita. Y si papa Noel no fuese bonachón, fácil serían un choro que aprendió a colarse por las chimeneas.
Pero si el hubiera respirara, la vida se ahorraría algunas lágrimas. Por ejemplo, si los pasajeros que murieron calcinados en el Pasamayo no hubieran abordado el bus de la empresa Z-Bus, ahora estarían con sus familias, comentando sobre otras desgracias, y no dejando -involuntariamente claro está- a sus hijos, hermanos, padres, esposas, enamorados, llorando por la tragedia que los enluta.
Lo mismo habría sucedido con los pasajeros del vuelo de Air France que cayó al atlántico. Si por alguna cosilla habrían perdido el vuelo, estarían con vida. Pero no, han fallecido.
Y la cereza (o limón) en esta avalancha de historias tristes son los 140 niños de Puno que no hubieran muerto si el gobierno, a través del Ministerio de Salud, se hubiera preocupado un tantito por las regiones donde el friaje asesina sin piedad, en lugar de concentrarse exageradamente en la influenza. El calor en el alma de los niños sirvió de poco para cobijarse ante la frialdad de nuestras autoridades. (Lo siento, fue el párrafo político)
Antes de empezar a escribir este post, tenía otros temas en mente que maduraré en las siguientes semanas. Ayer por la noche, apareció en el msn un amigo con el que solemos debatir sobre los desamores que ganamos en la rifa del destino, y es que era imposible no tener el número ganador, pues nos obsequiaron todo el talonario.
Fue él quien me sugirió el tema, luego de explicarme con cierta crudeza que aunque reúna las siete esferas del dragón, Sheng Long no hará retroceder el tiempo. “El hubiera no existe pelotas”, me dijo tratando se sentenciar el tema, y -sin querer queriendo- invitándome a escribir sobre esta idea.
Y fue así que me puse a pensar que si el pelao L habría anotado las jugadas que falló en un campeonato donde campeonamos, el partido final lo habríamos ganado por goleada y no sólo por un gol de diferencia.
También recordé a Matías. Si el loco no hubiera postergado el reencuentro con quien hace siete años era su enamorada, y ella no se habría entendido con otro tipo en el intervalo de las dos semanas que duró la tregua, quizá ahora estarían juntos. Que si él no la hubiera dejado volar por esos días, no hubiera estado con el intruso. Pero Mati, “el hubiera no existe”.
Aluciné que si no hubiese ingresado a la universidad en el segundo examen de admisión de 1999 no habría conocido a quienes ahora son mis amigos, no habría chapado con algunas de las chicas de mi código, no habría viajado a congresos a intercambiar “cultura” con otras universitarias, no habría acompañado a algunos de mis amigos a afanar a quienes con el tiempo se convirtieron en sus enamoradas, o esposas. Lo que más que hubiese entristecido es que no habría ido a embriagarme a los chicheríos de Lambayeque, a los desaparecidos “Aula 69” y las “Esteritas”.
Si no estudiaba periodismo no habría conocido a personas especiales en mi vida, no habría entrevistado a personajes que antes sólo veía por la tele, ministros, y hasta presidentes de otros países.
Si mis padres se hubiesen protegido al momento de hacer cositas, yo no estaría escribiendo este post, y ustedes (a quienes agradezco la simpatía con el blog) no estarían leyendo estas ideas disparatadas. Pero afortunadamente en este caso- “el hubiera no existe”.