miércoles, 18 de febrero de 2009

No te conozco, ¡pero muere!...

No logro entender cómo una persona puede crucificar a un extraño, sin conocer siquiera por qué lo hace. De pronto, se convierte en un juez, y al mismo estilo de la Santa Inquisición, ordena su muerte. No tiene piedad. Es temerosamente fría.
Fabiana es amiga de Angela, una ex enamorada de Matías. Hace algunas semanas, Angela y Matías se encontraron. No había mucho de qué hablar, y ambos lo sabían. La relación terminó, y aunque les jode no poder zurcir el trapo maltrecho en que se convirtió lo suyo, les jode más que aún se amen, y estén separados.
Angela y Matías dejaron de verse casi tres meses desde que acordaron zanjar la relación. Ella se sumergió en el trabajo, y distrajo sus pensamientos. Pero a veces pensaba en él. Y como las opciones para desahogar las penas se encogieron, y al frente sólo tenía a los compañeros de trabajo, es que rebuscó y encontró en Fabiana una persona en quien podía confiar.
Angela le contó a Fabiana las razones por qué Matías dejó de ser su enamorado. Le narró las cosillas malas que Matías hizo, pero obvió contarle a su confidente, lo malo que ella hizo.
El recorte de información provocó que la imagen de Matías se convirtiera en la del verdugo de la relación, en el tipo que tomó el arma y disparó a matar. Fabiana pintó a Matías sin haberlo visto en persona siquiera una vez. Para Fabiana, Matías era un imbécil, un tipo despiadado que maltrató a su amiga.
“A Fabiana no le caes bien”, le dijo Angela a Matías -aquella última vez en que charlaron- explicándole luego el por qué la amiga suya se compró una bronca ajena, sobre todo cuando ignoraba una porción importante de la historia que desencadenó el enojo de la extraña.
Está bien que un amigo se solidarice con otro, cuando este la pasa mal, cuando busca consuelo o cuando queremos frenar las lágrimas que se desprenden de los enrojecidos ojos del dolido. Lo que no está bien, es que juzguemos a terceros cuando su imagen ha sido desenfocada intencionalmente.
No siempre hay que darle crédito a las historias contadas por nuestros amigos, pues al margen de la confianza que se entiende une la amistad, la joda por un amor triturado hace que el narrador distorsione la realidad y oculte episodios donde las víctimas son los verdugos. Claro, es difícil contarle a tu confidente que también tienes parte de culpa. Hay cosillas igual de malas que nos recomiendan mantenerlas en reserva.
Matías prefirió no multiplicar su historia para ahorrase el mal rato. Sin embargo, su mal humor o su rostro triste repetido a diario, hizo que sus amigos notaran que la pasaba mal, que los días se oscurecieron incluso con el sol de testigo, que las noches eran más tristes pese a que la luna se esforzaba por brillar y sonreír.
No era complicado deducir qué le pasaba a Matías. Era evidente que sus penas lo acompañan desde que se despidió de Angela. Ya no bromeaba como antes, se dedicaba a trabajar y regresar a casa.
Kim es amiga de Matías, y ella al igual que Fabiana que odia a su amigo, empezó a detestar a Angela por ser la causante del llanto del tío. Claro, Kim se aventuró y sacó conclusiones que reñían con la realidad. Supuso que Angela era la mala de la película, y que no merecía que Matías sufriera porque no la tiene consigo.
Lo que Matías hizo para que Kim no lapidara a Angela, fue explicarle que si bien ella empujó el auto al abismo, él lo iba conduciendo. Ambos eran culpables. En diferentes grados habían sumado para que lo construido, se desplomara.
Fabiana y Kim llegaron a sentenciar a desconocidos, a emitir un juicio sin tener las pruebas suficientes para emitir un veredicto. Condenaron a Matías y Angela en un tribunal fabricado para la muerte. Y es que en ambos casos, el dolor de sus amigos bastaba para repudiar a los gestores.

2 comentarios:

Claudia dijo...

A quién no le ha pasado eso, todos en algún momento hemos sido Matias, Angela, Fabiana y Kim.
Hacemos de una confidencia un arroz con mango y nos ganamos líos que no nos incumben. Hemos recibido balazos ( a lo rivas) de diversas direcciones.
A quien chu le importa lo que le ocurra al otro? En esos casos es mejor escuchar y escribir un post!

Infiltra2tv dijo...

Es cierto, es cierto, muchas veces nos volvemos muy subjetivos y sacamos conclusiones que escapan de la realidad.
En Toda relación que llegue a su final siempre habran culpas compartidas.

Saludos, Manuel Llontop

P.D: Me gusta mucho tu blog! porsiaca la nota que nos Hizo Ivan esta colgada en el Youtube, te dejo el link: http://www.youtube.com/watch?v=SZIaAIpMYoI