miércoles, 11 de marzo de 2009

Dulce pkdo...


Sus ojos preciosos son los culpables que frenara para verla de cerca, aquella primera vez en que nos cruzamos, hace poco más de tres años. Y aunque estas primeras líneas suenen románticas, no necesito remedar frases cursis para caerle en gracia a la peke, la causante que ahora esté escribiendo este post.
Ella es una de las pocas personas que lee este blog. Y yo, no por reciprocidad, leo el suyo (www.dulcepkdo.blogspot.com). Lo leo porque me atraen sus historias hot, esas que pretendo protagonizar con ella, pero que la peke ha sabido esquivar con el zigzagueo fugitivo de un ladrón. Ella es mi ladrona. Me robó el sueño, pero no el deseo de perderme con ella en medio del todo y la nada.
Acordamos en que ambos escribiríamos del otro en nuestro blog. Ella me adelantó y escribió sobre mí. Debo agradecerle no sólo los halagos mentirosos que anotó sobre el periodista que anhelo ser, y sobre la pasión desapasionada que le inyecto a mi trabajo; sino también por el deseo atrapado de escribir una historia hot inspirada en mí. No me rendiré tía.
Cada vez que leía su blog me la imaginaba haciendo todo aquello que describía con una memoria elefantiásica, sin dejar escapar ni un solo detalle de los encuentros furtivos que la enredaban bajo las sábanas. Y me la imaginaba porque no concebía que aquella mujer de apariencia diminuta y de rostro inocente, pudiese hacer todo ello que narraba. Era súper caliente.
Ella por su parte y ante la avalancha de jodas se blindó diciéndome a manera de pretexto que las historias hot eran ajenas, y no suyas. Pero claro, no le creí. Prefería seguir imaginándomela sedienta de placer.
En la universidad, por su don travieso, la bautizaron como la chica pecado. Para mí era un “dulce pecado”, par de palabras que fusionó y que luego llegó a utilizar en la dirección de su blog. Cuando trabajamos juntos en el mismo diario, coloqué -mismo coyote en busca del correcaminos- miles de trampas para atraparla, pero parece que las trampas eran marca Acme, que todas fallaban. Luego la peke se alejó del diario, y eran menos frecuentes las ocasiones en que podía descansar sobre sus ojos bellos.
Al empezar el año la peke viajó a Lima para una pasantía de un diario capitalino, ficho. Ahí ha aprendido algunos otros trucos de cómo hacer periodismo. La envidio. Y también la admiro. Sé que lo ha hecho bien porque la peke es buena, no sólo para escribir historias calentonas en el ciberespacio, sino también para redactar notas periodísticas.
Le pedí que se preparara para luego mecharnos en la cancha de preguntón a preguntona. Le dije que no le daría tregua, aunque sus ojos preciosos me lo pidieran. También le recordé que no declinaré en mi intención de seducirla. Hoy que falta poco para que deje Lima y pegue la vuelta a casa se anima la idea de verla nuevamente. Te espero, llámame…

1 comentario:

Claudia dijo...

jajajaaj trampa marca ACME jajajaajaj q wena. Gracias tio!
El que persevera alcanza, lamentablemente, esta frase no se hará realidad! jejeje
un abrazo!