miércoles, 20 de enero de 2010

No me ganarás panzón...

Hoy no fui porque tenía que trabajar, no pude escaparme de la chamba. Pero desde el último lunes voy al gimnasio por las noches. Sí, ríanse, cáguense de risa, carcajéense que tienen permiso de romperse la quijada a mis costillas (o rollos, para el caso).
Desde el colegio, hace once años, cuando fui expulsado del gimnasio por el flacuchento del profesor de Educación Física, que no ingresaba a uno. Y por eso, la decisión de apuntarme me costó algo, pero aquí estoy, presto a bajar los kilos que me exceden y me joden.
No sé cómo describir -sin equivocarme- esta sensación. No me jode que me llamen gordo, pero sí me caga comprar polos XL y no M, como lo hacía hace algunos años. Pero reflejarme ante el espejo me acorraló, animándome finalmente a dar el paso, a pagar para que un instructor me martirice, y me diga: haz esto, haz lo otro, aquello, y eso también, todo con la jodida y malévola intención de volver a ser el de antes.
Recién llevo dos días y aunque los efectos de los ejercicios asesinos aún no surten efecto en mi panza, debo admitir que los dolores musculares ya aterrizaron sobre mi maltrecho ser. Es diferente jugar fulbito todos los fines de semana a ser chancado por la rutina del gimnasio. Ya lo entendí.
Este, hasta hace algunos meses, no era un plan que admitiera pensarlo siquiera, pero la mala facha que aparento en las fotos del facebook, y los perfiles desbordantes reflejados en los cristales de las tiendas, me empujaron a tomarlo en serio, tanto así que le recordé a una compañera de trabajo la propuesta de ir al gym -que me hizo bastante tiempo atrás- y atracó. Ella luego convenció a un amigo en común, también subido de peso, y los tres nos hacemos compañía en esta travesía con puerto incierto.
Pero más allá del martirio de la bicicleta, los abdominales y las pesas, el gimnasio es un mundo aparte, es una isla incrustada en una sociedad que no tolera los gorditos, o la intención de engordar, es una galaxia de extraterrestres ansiosos de volverse humanos.
“Subir de peso es fácil, bajar es lo jodido gordo”, me dice Yeka, mi compañera de chamba, que aunque yo noto que no está gorda, ella entiende que sí. Y me lo dice mientras busca consuelo en el cansancio y el dolor de los abdominales que resiste con poco aplomo, y de los que quiere huir por ratos.
Sandro, colega de contextura gordilla, camina pausado, porque dice que está a punto de perder la razón. Hizo cuatro series de quince abdominales y está hecho trizas. “Me duele todo, hasta cuando estornudo”, me dijo hoy por la mañana cuando nos encontramos por la calle.
Yo, por mi parte, alivio mi desánimo viendo cómo otros se esfuerzan, algunos con la misma intención que yo, y otros no sé por qué michi lo hacen. Y es que hay chicas delgadas que sudan la gota gorda por verse “regias”, y tíos que buscan reforzar su musculatura, y los exagerados, que teniendo punche como cancha, quieren más. No jodan pues, que yo sufro por bajar de peso, y ustedes, que están delgados, quieren jugar como plastilina con sus cuerpos. Sí que me hacen sentir un apestado, y no por el sudor de una hora y media de rutina, sino por verlo ahí, distintos a mí.
Lo que no medí al momento de apuntarme al gimnasio fue la comelona. Ya saben, nada de grasas, harinas, chelas, gaseosas y todas esas cosas que te cagan. En adelante, full ensaladas, frutas y agüita todo el día. Bueno, un té helado o un hidratante después de los ejercicios.
La mía no es una dieta estricta de top model, pero sí una receta que -cruzo los dedos- comprendo funcionará en su momento, ojalá y no tan distante. No me desespero por ver mi abdomen descender, me desespera la maldita idea de verme correr, aún gordo, huyendo del gimnasio, rendido… No me ganarás panzón, voy por ti…

7 comentarios:

Deisy Cubas dijo...

Ánimo!!!! claro que lo lograrán, los tres.
la verdad es que me aturde la idea de matarme con ejercicios, porque apenas hacía abdominales y pa' variar no creo en dietas, porque jamás las respeté (porque tuve mis épocas de 'gordita' jaja) pero sé que son un complemento onfalible asiq pa`lante no más. El dolor pasará y se acostumbrarán a la rutina. suerte chicos:_)

Claudia dijo...

odio los ejercicios, aunque en el cole hice atletismo y toda una sarta de cosas por placer. me aburrieron, ahora por verano como cosas ligeras, pero en invierno me desquito. Felciitacions es un buen paso para q nuevamente seas humano jajajajaja

Anónimo dijo...

Ayy, yo no sé porque toda la gente quiere bajar de peso. Mientras otras quieren padecer de sobrepeso!!!.. Bueno, pero si eso te hace sentir bien, no dejes el gym.. Ponlee ganas!!!..

Leunam dijo...

Y pensar que media humanida no pudo subir ni un gramo xq no tenían que comer...

Lunático dijo...

y qué hago Manuel???... llevo a Africa lo que tú y yo comemos de más... o aquí nomás cerkita, a JLO... espero sugerencias

Anónimo dijo...

jaajaja.. buena respuesta! jaja leroo leroooo.. jum!

Lunático dijo...

oiga señorita, no motive la bronca... jejeje